Érase una vez una niña que se llamaba Lola. Lola se puso un día enferma y la tenían que llevar al hospital, la pena era esta: ese día Lola había quedado para ir a la fiesta del cumpleaños de Lucas. Lola dijo a sus padres:
-No puedo ir al hospital, pues si no voy a la fiesta de Lucas él se enfadará conmigo...
-Pues dile que otro día irás y... ¡ya! -interrumpieron sus padres.
-Pues no -dijo Lola.
-Por qué no? -dijo su madre.
-Porque Lucas es mi amigo -dijo Lola.
Sus padres escucharon lo que Lola dijo pero la tenían que llevar al hospital por la noche.
Al día siguiente Lucas llamó a Lola y le dijo:
-Lola, vas a venir?
-Creo que no -respondió Lola.
-¿Por qué?-preguntó Lucas
-Porque...-dijo Lola
-Serás...-respondió Lucas.
Hubo silencio.
-Voy a ir al hospital -dijo Lucas y cortó la llamada.
Por la noche, Lola tenía miedo porque se dio cuenta de que un personaje extraño llegó la dejó con el suero tumbada, y luego la agarró y la llevó a su casa silenciosamente por el pasillo y después al coche. Le dejó medio suero puesto y...
-Por qué no me hablas? -dijo Lola antes de recibir la mayor sorpresa de su vida y siguió diciendo:
-Aquí no hay ninguna fiesta.
-¡Por supuesto que no! -dijo el personaje extraño- no hay fiesta, ¡hay RAPTO! - y acto seguido la metió en una habitación y...¡estaba junto a Lucas!
-¿Qué ha pasado? -preguntó Lola.
-Te fui a ver al hospital y...¡zas!, aquí estoy -dijo Lucas.
Lucas y Lola golpearon la puerta hasta abrirla pero justo entonces llegaron los padres de Lucas y Lola y los salvaron. Entonces Lola abrió los ojos y vio a sus padres. Se dio cuenta de que todo había sido un sueño.
Después de tres días, Lola salió del hospital y se fue a su casa. Al día siguiente pudo ir a la fiesta de su gran amigo Lucas porque él había esperado a que Lola saliera del hospital para celebrarla.
Leire 7 años.